La huida (Parte II)

Esta es la segunda parte del sueño "La huida", cuyos antecedentes se narran en una publicación anterior.
Tras escapar de los agentes, estos ya no me siguen. Estoy en la calle de una ciudad urbana con un tono muy grisáceo y triste. De hecho el sueño ahora es en blanco y negro. Como una Nueva York a principios del siglo XX. Ando por las calles hasta encontrarme a un tipo panzudo, con gabardina y sombrero amenazando a otro enclenque, un vagabundo tirado en la calle. Yo le espeto al hombre de la gabardina, me mira con una mirada profunda y me dice que él es policía.


Yo le convenzo de que se está equivocando y así sólo conseguirá empeorar las cosas. Le acompaño su casa, cuya entrada está por un callejón oscuro. Él entra, pero yo me quedo mirando algo que hay al fondo de ese callejón. Una forma cuadrada, como si fuese una pared, de un blanco brillante con manchas negras.
 

La huida (Parte I)

Es cierto que hay varios sueños interesantes de hace tiempo que aún no he escrito en este blog mío de sueños. Pero ahora contaré el de anoche. Debido a la extensión del sueño, me he visto obligado a dividirlo en dos partes.
Me encuentro en un campo verde, no de cultivo sino en un prado delante de una muralla de piedra. Es una zona despoblada de árboles salvo por unos pocos encinos. Sobre sus troncos hay apoyadas dos mujeres con las que converso y un par de hombres pululando cerca. De repente, las puertas de la muralla se abren estrepitosamente dejando salir lo que parece un escuadrón de un ejército medieval, de soldados con armaduras, espadas, lanzas y banderas.