La huida (Parte II)

Esta es la segunda parte del sueño "La huida", cuyos antecedentes se narran en una publicación anterior.
Tras escapar de los agentes, estos ya no me siguen. Estoy en la calle de una ciudad urbana con un tono muy grisáceo y triste. De hecho el sueño ahora es en blanco y negro. Como una Nueva York a principios del siglo XX. Ando por las calles hasta encontrarme a un tipo panzudo, con gabardina y sombrero amenazando a otro enclenque, un vagabundo tirado en la calle. Yo le espeto al hombre de la gabardina, me mira con una mirada profunda y me dice que él es policía.


Yo le convenzo de que se está equivocando y así sólo conseguirá empeorar las cosas. Le acompaño su casa, cuya entrada está por un callejón oscuro. Él entra, pero yo me quedo mirando algo que hay al fondo de ese callejón. Una forma cuadrada, como si fuese una pared, de un blanco brillante con manchas negras.
 

La huida (Parte I)

Es cierto que hay varios sueños interesantes de hace tiempo que aún no he escrito en este blog mío de sueños. Pero ahora contaré el de anoche. Debido a la extensión del sueño, me he visto obligado a dividirlo en dos partes.
Me encuentro en un campo verde, no de cultivo sino en un prado delante de una muralla de piedra. Es una zona despoblada de árboles salvo por unos pocos encinos. Sobre sus troncos hay apoyadas dos mujeres con las que converso y un par de hombres pululando cerca. De repente, las puertas de la muralla se abren estrepitosamente dejando salir lo que parece un escuadrón de un ejército medieval, de soldados con armaduras, espadas, lanzas y banderas.

 

El inframundo

Este sueño lo tuve la noche anterior a Halloween.
Es de noche, pero está saliendo el sol. Voy bajando por una cuesta de una colina seca y me encuentro a hombre y una chica joven vestidos con trajes raros, negros y con capa. Me piden que me una a ellos. Nos acercamos a un ascensor que hay en medio de las rocas de esa pequeña colina. Entramos en el ascensor e inmediatamente éste sale disparado hacia el cielo. A una velocidad sorprendente, me siento cómodo. Llegamos mucho más alto que las nubes bajas, pero no tan alto como para ver el cielo despejado. Estamos entre dos capas de nubes. A lo lejos del cielo azul puedo observar un tubo de luz roja que atraviesa el cielo en vertical al infinito.
 

El demonio

Voy caminando por un pasillo de un instituto, el típico con las taquillas a un lateral. De repente al final del pasillo aparece una figura horrenda, negra y roja, un rojo incandescente que me mira fijamente. Viene a por mí. Corro como jamás he corrido en mi vida y aparezco en mi casa, pero la sensación de una presencia maligna no ha desaparecido.
 

El bosque

El sueño comienza conmigo paseando una tarde, mientras se está poniendo el sol, con un ambiente en penumbra en un parque con columpios quietos, varias personas paseando por la acera de unas calles desiertas, sin coches ni edificios. Sólo un parque y descampados vacíos y un muro a lo lejos de lo que parece ser una escuela con un gran patio.